domingo, 28 de febrero de 2010

Lesiones y vendajes


Los deportes presentan la desventaja de volver susceptible a las lesiones a quienes lo practican. Entre más es el tiempo invertido en la práctica del deporte, mayores son las posibilidades de una lesión, ya sea en entrenamiento o en competencia. Estadísticamente, la mayor parte de los accidentes ocurren durante los entrenamientos (58%) ya que ocupa una mayor parte del tiempo de práctica del deporte con respecto a las competencias donde sólo ocurren el 12%. Por otro lado, el impacto se recibe en la mayoría de los casos (en el ciclismo) en la cabeza, siendo el punto más vulnerable e importante del cuerpo.
En cuanto a las lesiones musculares, cabe mencionar que una gran parte ocurren por sobrecarga muscular, seguido de la mala ejecución de los movimientos (mala técnica). En menor proporción se encuentran las lesiones por contusión por lo que es extremadamente importante un entrenamiento adecuado junto con una supervisión técnica óptima para evitar las primeras dos causas mencionadas.
Los accidentes dentro de la práctica deportiva ocurren por distintos motivos, destacando la falta de preparación, características inoportunas del clima y del lugar, las condiciones del equipo utilizado, la genética, la alimentación del deportista, los desconocimientos técnicos de la actividad, falta de higiene y el descanso ineficiente, entre otros factores. Todas estas causas pueden provocar una “LX” que van desde la distensión hasta la rotura de un tendón, siendo muy variable el tiempo de recuperación de la lesión, dependiendo del tipo de LX al igual que del tratamiento recibido.
A parte de las lesiones físicas a nivel muscular, óseo, ligamentoso y tendinoso, existen otros problemas que pueden poner en riesgo la integridad del atleta e incluso la vida en situaciones extremas. El síndrome por deshidratación se caracteriza por la pérdida de electrolitos en el cuerpo, provocando espasmos musculares al igual que una debilitación generalizada. Su tratamiento consiste principalmente en la ingesta de electrolitos para recuperar el equilibrio mineral perdido.
El síndrome de deshidratación puede llevar al golpe de calor. En este estado la homeostasis a nivel celular se pierde y la temperatura corporal sube a gran escala. El exceso de calor provoca que haya fallas en los diferentes sistemas. Si no se atiende a tiempo, el golpe de calor puede llevar a la muerte. Entre los síntomas comunes destacan la falta de sudoración habiendo una temperatura corporal muy alta, desorientación y confusión.
Otro problema relativamente común al que se puede enfrentar un atleta es la hipoglucemia. Ocurre cuando la glucosa sanguínea del individuo es muy baja, pudiendo ser provocada por ayuno prolongado, falta de hidratos de carbono simples y exceso de carga de trabajo, entre otros.
El lipotimio es otro posible riesgo, siendo la insuficiencia de oxigenación en el cerebro que puede conducir al desmayo. Se da cuando hay un esfuerzo extenuante que conlleva a una deuda de oxígeno, impidiendo la irrigación sanguínea que oxigena al encéfalo. Durante el desmayo existe pérdida de la conciencia al igual que debilidad general.
A diferencia del golpe de calor, la hipotermia se caracteriza por un descenso contundente de la temperatura corporal. A parte del frío que puede sentir el atleta, destacan la palidez, fallas de diversos sistemas corporales y taquicardia. Es muy común en nados en aguas frías aunque también puede darse en otras actividades a bajas temperaturas.
Las medidas que se deben tomar en caso de que se presenten alguna de estas situaciones varían dependiendo del caso. Sin embrago, todas coinciden en evitar la ingesta de hidratos de carbono compuestos (se deben suministrar azúcares simples), no se debe levantar al atleta, se debe compensar su temperatura (en el caso del síndrome de deshidratación y golpe de calor aplicar frío mientras que en el caso de hipotermia se debe hacer lo contrario). También se recomienda el hielo con movilización, levantar las piernas y valoración médica.
En cuanto a las lesiones físicas que pueden ocurrir, los vendajes presentan una ayuda invaluable que ha evolucionado a lo largo del tiempo, teniendo sus orígenes en Egipto. Los vendajes se pueden aplicar con distintos propósitos dada una lesión. Destacan el soporte, la descarga, la estabilización y la compresión, aparte de reforzar el aspecto psicológico del atleta que puede seguir con las prácticas deportivas sabiendo que se está reforzando la lesión.
A pesar de haber distintas técnicas de vendaje, el principio de aplicación es el mismo. La zona que se desea vendar debe estar libre de bacterias ya que la humedad y la oscuridad del vendaje pueden promover un ambiente ideal para éstas, de preferencia sin vellosidad y en buen estado. La venda se debe aplicar siguiendo el tipo de vendaje deseado. Una vez aplicado el vendaje para proteger la zona específica que se desea resguardar, se debe checar que el vendaje haya quedado cómodo y cumpliendo su función, siendo momento para hacer cualquier ajuste que sea necesario. El vendaje deberá ser retirado o remplazado adecuadamente.

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