miércoles, 24 de febrero de 2010

Fisiología del entrenamiento: Sistema sanguíneo


El sistema sanguíneo es uno de los más importantes ya que por medio de la sangre se intercambian gases, se distribuyen los nutrientes, transporta hormonas, transporta desechos residuales y mantiene el equilibrio homeostático en el cuerpo. La sangre se compone del plasma (aproximadamente 55% del volumen total de la sangre) y de la fase celular (el 45% restante). El plasma está constituido por agua y por otras sustancias como las proteínas plasmáticas y los electrolitos, entre otros.
En cuanto al intercambio de gases, cabe mencionar que los eritrocitos (glóbulos rojos) son las células más importantes en esta actividad. La hormona de la eritropoyetina fomenta la producción de hemoglobina, sustancia que cubre el exterior de los eritrocitos. Los hematíes son generados en la médula ósea y, con una vida media de 120 días, los desechos son reutilizados para crear nuevas células. La forma de los eritrocitos permite un fácil acceso por los capilares ya que cuentan con una gran maleabilidad.
Al igual que los eritrocitos, la sangre cuenta con los leucocitos que desempeñan el trabajo de combatir infecciones y enfermedades a parte de ayudar en las lesiones. Otro componente importante en la sangre son las plaquetas cuya función es la de tapar heridas para coagular y posteriormente cicatrizar. Estas últimas células mantienen el equilibrio hemostático.
Existen diversas adaptaciones hematológicas al ejercicio. Al realizar una actividad física, la deshidratación afecta inicialmente los niveles de plasma celular, siendo mayores las pérdidas en los deportes que se practican en posición vertical que los que se practican en posición horizontal. En caso de que se ingiera una mayor cantidad de líquido de la que se utiliza, sucede lo contrario, aumentando el volumen de plasma sanguíneo. En el periodo de recuperación los niveles de plasma regresan a su volumen original. Sin embargo, este tiempo de recuperación puede ser de hasta 48 horas para que se regularice la hemodilución.
La siguiente fórmula pretende estimar la pérdida de volumen plasmático tras una actividad física: VP=(100/100-Hto^1)^0(100(Hto^1-Hto^2/Hto^2)), (Von Beaumont, 1972). En los deportes de fondo, los deportistas suelen presentar un incremento en el plasma de hasta un 25%. Algunas de las adaptaciones por parte de la hemoglobina son una reducción en el porcentaje de ésta, siendo principalmente por el incremento de plasma que deja una proporción menor de hemoglobina a la de una persona sedentaria. Este caso suele ser más notorio en los deportistas de resistencia. Por otro lado, el hematocrito también se ve afectado durante la actividad física, siendo óptimo tener un 52% en estado basal para no afectar la viscosidad de la sangre.
Por parte de los eritrocitos, puede haber varios tipos de anemias como la anemia megaloblástica por deficiencia en el consumo de ciertas vitaminas. Con la serie blanca también se pueden ver cambios significativos, siendo la leucocitosis uno de los más importantes que se produce 15 minutos después de haber efectuado la actividad y haciendo uso de los tres sistemas energéticos. Los sistemas fibrinolíticos se encargan de detener la coagulación cuando las plaquetas han detenido una hemorragia. Todavía no se llega a una conclusión de las adaptaciones de estos sistemas durante la práctica de la actividad física.
Las plaquetas suelen ser producidas en mayor cantidad y con mayor tamaño durante las prácticas de actividades intensas, regresando al mismo conteo de plaquetas entre 30 y 45 minutos posteriores a la actividad física. La sangre tiende a coagular más rápido al hacer actividades físicas intensas y más lento al realizar actividades aeróbicas extensivas.
La anemia del deportista es un síndrome muy común, descubierto en 1949 por Berry et. Alius. pero que fue descrito como tal hasta el año de 1970. Este padecimiento es producto de un nivel bajo de hemoglobina en la sangre que puede ser ocasionado por la insuficiencia de hierro. El hierro es considerado el mineral cuya insuficiencia en el cuerpo humano es la más común ya que en los deportistas, aparte de existir la pérdida natural de hierro por la actividad cotidiana, se suma la pérdida por la actividad física. Existen otras formas de pérdida de hierro como son la menstruación, de forma gastrointestinal, por medio de la sudoración y la hemólisis.
Es importante considerar las principales causas de anemia en los deportistas como son la insuficiencia de hierro en la dieta, la sudoración excesiva, los traumatismos directos repetidos y en el caso de las mujeres la menstruación es un factor importante. La anemia puede ir del estado normal hasta el estado de anemia manifiesta, pasando por la anemia pre-latente y la anemia latente antes de llegar a este último. Podemos concluir que para evitar la anemia en los deportistas es importante estar al pendiente con análisis de química sanguínea y tomar las medidas necesarias, incluyendo suficiente hierro en la dieta para evitar problemas de esta índole.

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