martes, 6 de abril de 2010

Las relaciones entre el deportista y el entrenador


Cada vez es más común escuchar hablar sobre las ciencias del deporte que comprende disciplinas como la biomecánica, kinesiología, sociología, pedagogía, psicología, y muchas otras, que se encargan de estudiar el deporte desde sus respectivos puntos de estudio. El entrenador es quien se encarga de ligar estas ramas de estudio, coordinándolas en beneficio de sus atletas. También es quien se encarga de coordinar las metas y objetivos. Por este motivo, la relación que el entrenador consigue con sus atletas es de vital importancia.
Este trabajo pretende estudiar la naturaleza del trabajo de entrenador, analizar las tres habilidades psicológicas que tienen mayor importancia en el trabajo del entrenador (liderazgo, motivación y comunicación) y sugerir técnicas para mejorar dichas técnicas, buscando la mejora del entrenador al realizar su labor.
La filosofía del entrenamiento se refiere a la serie de creencias basadas en la concepción del entrenamiento por parte del entrenador. Esto hace necesario para los entrenadores el tener su propia concepción del entrenamiento para poder tener éxito. Esto incluye saber los objetivos a corto, mediano y largo plazo, el estilo de juego, las relaciones interpersonales, la disciplina, los códigos de conducta y muchas otras cosas. Esta concepción del entrenamiento se divide en tres niveles: la concepción de la vida, del entrenamiento deportivo y de la modalidad concreta en la que es especialista. Sin embargo, esta cambia con tiempo.
Como ya se había mencionado anteriormente, el entrenador coordina al grupo interdisciplinario que interactúa con el deportista al igual que el director que orquesta todas las exigencias. Esto nos lleva a las dos concepciones básicas de los entrenadores: los centrados en ganar (creen que la victoria no sólo es lo más importante sino que es lo único) y los centrados en el deportista (saben que ganar es importante pero no a cualquier precio). Un buen entrenador debe buscar un equilibrio entre la victoria, la educación y la diversión. La preocupación por el deportista siempre debe ir antes que las victorias, “primero los deportistas y después la victoria”.
Un entrenador realiza una tarea muy ardua ya que tiene que ser competente en varias áreas. Balaguer y Crespo proponen que el entrenador tiene las funciones de: instructor-técnico, maestro, motivador, juez, director-líder, administrador, relaciones públicas, asesor, amigo, padre o madre, científico, actor, político y estudiante. El entrenador debe establecer metas comunes, clarificar los métodos y el camino a seguir, asignar los roles a cada miembro del equipo, motivar a los deportistas y encargarse de solucionar los problemas que puedan surgir.
El liderazgo es un tema altamente estudiado pero poco comprendido, debido a su gran complejidad. Existen una infinidad de definiciones de liderazgo, sin embargo, para este trabajo se optó por elegir la siguiente: “un proceso de influencia entre el líder y los seguidores para conseguir objetivos grupales organizativos o sociales” (Hollander, 1985, citado por Belaguer y Crespo). Por otro lado, la dirección, distinta del liderazgo se define así: “el director, gerente o manager es el que planifica, organiza, establece horarios, agrupa, selecciona, lleva a cabo las relaciones públicas, etc. El líder puede levar a cabo las funciones del líder pero no se limita en éstas ya que a parte se encarga de determinar la filosofía general del equipo y procurar los medios para que se cumpla.
En cuanto a las teorías de liderazgo, se dice que un líder puede surgir de varias formas, siendo éstas: por tradición (se hereda el cargo, es poco frecuente en el deporte profesional), como rasgo de personalidad (no se han encontrado rasgos generales en entrenadores que los definan como líderes), como conducta (hacia la tarea o hacia la persona), de contingencia (no ha tenido resultados muy positivos), como camino (el líder tiene conducta instrumental, de apoyo, participativa y orientada al logro), como toma de decisiones (autocrático, participativo, delegativo y consultivo), interaccionista (sólo se puede aplicar conceptualmente al deporte), situacional (la conducta del líder se determina por su madurez), funcional (dos líderes, uno orientado a la función instrumental y otro orientado a la socio-emocional), atribucional (los seguidores atribuyen sus preconcepciones de liderazgo para elegir al lider), transformacional (reciprocidad en influencia del líder en su grupo y viceversa), el líder carismático (útil para grupos donde necesitan a alguien con poder que dirija sus destinos) y por último la multidimensional (con tres etapas del proceso de liderazgo: antecedentes, conductas y consecuencias).
Con esto podemos ver que ha habido una gran evolución que se ha reflejado en la variedad de modelos propuestos para explicar el liderazgo. Cada modelo parece retomar lo que se sabía anteriormente para agregar información que el autor considera relevante y omisa en modelos anteriores y crear su propio modelo.
En el deporte, el liderazgo del entrenador es fundamental para el rendimiento óptimo de sus atletas. El modelo multidimensional de liderazgo de Chelladurai se ha aplicado con mayor frecuencia que otros al deporte. Es global e integrador ya que considera el liderazgo que se ha de seguir en cada deporte como único en cuanto a sus características específicas. Los tres aspectos del líder o entrenador expuestos son la conducta requerida, la real y la preferida. El grado de congruencia entre estos tres aspectos está relacionado con la satisfacción y el rendimiento óptimo del grupo.
Los antecedentes propuestos por Chelladurai son las características de la situación, del líder y de los miembros del grupo. Las consecuencias de la calidad de liderazgo pueden ser observadas por el rendimiento y la satisfacción de los miembros del grupo.
Cambiando el enfoque a la motivación, factor en el que se puede influir enormemente por medio del liderazgo. El entrenador debe estar consciente de los factores y variables personales, situacionales y sociales que influyen en la motivación del deportista. La motivación brindada por el entrenador puede ser directa o indirecta. Las características necesarias para lograr la motivación en los deportistas son la credibilidad, el atractivo y el poder. Conforme los deportistas van creciendo, la esencia de la motivación deberá cambiar, volviéndose intrínseco (atendiendo valores internos) y dejando a un lado las motivaciones extrínsecas que movían al deportista en edades tempranas. Cuando se cambia el contexto de entrenamiento, ya sea física o psíquicamente, se trata de una motivación indirecta.
El clima motivacional, definido como la estructura de metas que se aprecia y prevalece en un contexto, situación o ambiente determinado, ofrece dos orientaciones: a la tarea y al ego. En el primero, se recompensa al jugador por su esfuerzo y todos los integrantes del grupo tienen un papel importante. Por el contrario, en el clima motivacional orientado al ego se recompensa el rendimiento y la importancia del miembro va en función de su rendimiento y competitividad. Se puede determinar qué clima motivacional impera por cómo se presenta la información a los deportistas, por el tipo de recompensas que ofrecen, por la estructuración de las metas, por las expectativas que crean, por la manera en que se forman los grupos de entrenamiento, por la reacción de los deportistas ante los errores, por la forma de evaluación al deportista y por otros.
En cuanto a la comunicación con los alumnos, se considera que representa el 70% del trabajo de un entrenador. Las principales funciones que tiene la comunicación del entrenador con el deportista son transmitir información, influir en la motivación, proporcionar feedback y cohesionar al grupo. Al comunicarse, la gente necesita expresarse con ciertos movimientos y gestos del cuerpo, los cuales incrementan conforme el tema es más complejo. A esto se le llama lenguaje no verbal y es muy importante ya que acompaña al lenguaje verbal en todo momento y a veces puede llegar a transmitir incluso más información que el propio lenguaje verbal.
La comunicación con el deportista se puede ver afectada por la edad, la capacidad intelectual, la experiencia y otros aspectos. En cuanto a la comunicación con un grupo, también se deben tomar en consideración el tamaño del grupo, la historia y la situación actual. Para que el entrenador desarrolle sus habilidades comunicativas se debe conocer el estilo de comunicación propio, conocer las características de los alumnos, mostrar credibilidad, ser positivo, transmitir mensajes comprensibles y con mucha información, comunicarse de forma consistente, facilitar la expresión de otros, evitar las situaciones de conflicto, comunicarse con los demás siempre y cultivar la intuición. Para esto hay que saber hablar (saber lo que se va a decir, disponer del espacio, preguntar de forma efectiva y dar feedback) y saber escuchar (reconocer la importancia de la comunicación, estar atento cuando se escucha y evitar interrumpir al otro, solicitar feedback y aclaraciones del alumno, intentar comprender lo que dice el otro, estar mentalmente preparado para escuchar, escuchar activamente y escuchar observando).
Habiendo tratado estos temas, queda claro que es de gran importancia el saber comunicar, teniendo siempre en cuenta que la motivación de los deportistas depende en gran parte del entrenador, que el liderazgo ejercido también influye en la motivación y rendimiento del deportista y que el entrenador es una pieza clave en el desarrollo de sus deportistas, una persona influyente en la vida de cada uno y que puede marcar la vida de sus alumnos para siempre.

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